viernes, 16 de agosto de 2013

EL PODER DEL AHORA







Libérate de tu mente


Pensar se ha vuelto una enfermedad. La enfermedad ocurre cuando las cosas se
desequilibran. Por ejemplo, no hay nada malo en que las células se multipliquen y
dividan en el cuerpo, pero cuando este proceso continúa sin tener en consideración el
organismo total, las células proliferan y tenemos una enfermedad. Nota: la mente es un
instrumento magnífico si se usa correctamente. Utilizada en forma inadecuada, sin
embargo, se vuelve muy destructiva. Para decirlo en forma más exacta, no es tanto que
usted la utilice inadecuadamente, generalmente usted no la utiliza en absoluto. Ella lo
utiliza a usted. Esa es la enfermedad. Usted cree que usted es su mente. Ese es el
engaño. El instrumento se ha apoderado de usted.

Sólo porque puede resolver un crucigrama o construir una bomba atómica no quiere
decir que usted use su mente. Así como a los perros les encanta roer huesos, a la mente
le encanta hincarle el .diente a los problemas. Por eso hace crucigramas y construye
bombas atómicas. Usted no tiene interés en ninguna de estas dos cosas. Déjeme
preguntarle esto: ¿Puede liberarse de su mente a voluntad? ¿Ha encontrado el botón de
apagar?.

Entonces la mente lo está usando. Usted está identificado inconscientemente con ella,
de forma que ni siquiera sabe que es su esclavo. Es casi como si usted estuviera poseído
sin saberlo y por lo tanto toma a la entidad que lo posee por usted mismo. El comienzo
de la libertad es la comprensión de que usted no es la entidad que lo posee, el que
piensa. Saber esto le permite observar a esa entidad. En el momento en que usted
empieza a observar al que piensa se activa un nivel más alto de conciencia. Entonces
usted comienza a darse cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del
pensamiento, que el pensamiento es sólo un minúsculo aspecto de esa inteligencia.
También se da cuenta de que todo lo que importa verdaderamente -la belleza, el amor,
la creatividad, la alegría, la paz interior- surgen de un lugar más allá de la mente. Usted
comienza a despertar.


La mayor parte del sufrimiento humano es innecesario. Es creado por uno mismo
mientras la mente no observada maneje nuestra vida.
El dolor que usted crea ahora es siempre una forma de no aceptación, una forma de
resistencia inconsciente a lo que es. En el nivel del pensamiento, la resistencia es una
forma de juicio. En el nivel emocional, es una forma de negatividad. La intensidad del
sufrimiento depende del grado de resistencia al momento presente, y esta a su vez
depende de la fuerza de su identificación con la mente. La mente siempre busca negar el
Ahora y escapar de él. En otras palabras, cuanto más identificado esté usted con su
mente, más sufre. 0 puede ponerlo en estos términos: cuanto más capaz sea de honrar y
aceptar el Ahora, más libre estará del dolor, del sufrimiento y de la mente egótica.
¿Por qué habitualmente se niega o se resiste la mente al Ahora? Porque no puede
funcionar y permanecer en control sin el tiempo, que es pasado y futuro, así que percibe
el Ahora intemporal como una amenaza. El tiempo y la mente son de hecho
inseparables.
Imagínese la Tierra sin vida humana, habitada sólo por plantas y animales. ¿Tendría
todavía un pasado y un futuro? ¿Podríamos todavía hablar del tiempo de forma
significativa? La pregunta "¿Qué hora es?" o "¿Qué día es hoy?" -si hubiera alguien para
hacerla- no tendría ningún sentido. El roble o el águila quedarían perplejos ante tal
pregunta. "¿Qué hora?" responderían. "Bueno, es ahora, por supuesto. ¿Qué más?"
Sí, necesitamos la mente, así como el tiempo, para funcionar en este mundo, pero llega
un momento en el que se apoderan de nuestra vida y ahí es donde se establecen la
disfunción, el dolor y la tristeza.



"Atención. Aquí y
Ahora. Atención. Aquí y Ahora".

EL SUFRIMIENTO PASADO: DISOLVER EL CUERPO DEL DOLOR



Mientras sea incapaz de acceder al poder del Ahora, cualquier dolor emocional que
usted experimente dejará un residuo de sufrimiento que permanecerá en usted. Se funde
con el dolor del pasado, que ya estaba allá, y se aloja en su mente y en su cuerpo. Esto,
por supuesto, incluye el dolor que sufrió cuando niño, causado por la inconsciencia del
mundo en el que nació.
Este dolor acumulado es un campo de energía negativa que ocupa su cuerpo y su
mente. Si usted lo considera como una entidad invisible con derecho propio, está
bastante cerca de la verdad. Es el cuerpo del dolor emocional.
El cuerpo del dolor quiere sobrevivir, simplemente como cualquier otra entidad
existente, y sólo puede hacerlo si logra que usted inconscientemente se identifique con
él. Entonces puede levantarse, dominarle a usted, "volverse usted", vivir a través de
usted. Necesita obtener su "alimento" a través de usted. Se alimentará de cualquier
experiencia que resuene con su propio tipo de energía, cualquier cosa que cree más dolor
en alguna forma: rabia, destructividad, odio, tristeza, drama emocional, violencia e
incluso enfermedad. Así pues, el cuerpo del dolor, cuando lo ha dominado, crea una
situación en su vida que refleja su propia frecuencia de energía para alimentarse de ella.
El dolor sólo puede alimentarse de dolor.
Una vez que el cuerpo del dolor lo ha dominado, usted quiere más dolor. Se vuelve una
víctima o un victimario. Usted quiere infligir dolor, o sufrirlo, o las dos cosas. De hecho
no hay mucha diferencia entre ellas. Usted no es consciente de esto, por supuesto, y
afirmará vehementemente que no quiere sufrir. Pero observe detenidamente y descubrirá
que su pensamiento y su conducta están diseñados para conservar el dolor, en usted
mismo y en los demás. Si usted fuera verdaderamente consciente de ello, el patrón se
disolvería, porque querer más dolor es demencia y nadie está demente conscientemente.*NOTA: La adicción a la que se refiere el Dr Alonso.
El cuerpo del dolor es la sombra oscura que proyecta el ego.
Así pues, el cuerpo del dolor no quiere que usted lo observe directamente y lo vea
como es. En el momento en que lo observa, en que siente su campo de energía en usted
y dirige su atención hacia él, la identificación se rompe. Ha aparecido una dimensión de
conciencia más alta. La llamo presencia. Ahora usted es testigo u observador del cuerpo
del dolor. Esto significa que no puede usarlo ya aparentando ser usted, y ya no puede
reaprovisionarse a través de usted. Usted ha encontrado su fuerza interior. Ha accedido
al poder del Ahora.
No puede luchar contra el cuerpo del dolor. Intentar hacerlo crearía
conflicto interior y por lo tanto más dolor. Observarlo es suficiente. Observarlo implica
aceptarlo como parte de lo que es en ese momento.
El cuerpo del dolor está constituido por energía de vida atrapada.
Por ejemplo, si la ira es la vibración de energía predominante del cuerpo del dolor y
usted tiene pensamientos de ira, entreteniéndose con lo que alguien le hizo a usted o lo
que usted le va a hacer, se ha vuelto inconsciente, y el cuerpo del dolor se ha convertido
en "usted". Donde hay ira hay siempre dolor bajo ella. O cuando lo invade un humor
sombrío y usted empieza a entrar en un patrón mental negativo y a pensar lo terrible que
es su vida, su pensamiento se ha alineado con el cuerpo del dolor y usted se ha vuelto
inconsciente y vulnerable a su ataque. "Inconsciente", en la forma que uso la palabra
aquí, significa estar identificado con algún patrón emocional o mental. Implica una
ausencia total del observador.



ACCEDE AL PODER DEL AHORA


Se necesita presencia intensa cuando ciertas situaciones disparan una reacción con
fuerte carga emocional, como cuando su autoimagen es amenazada, cuando surge una
amenaza en su vida que dispara el miedo, cuando las cosas "van mal" o surge un
complejo emocional del pasado. En esos casos la tendencia es que usted se vuelva
"inconsciente". La reacción o la emoción lo domina, usted "se convierte" en ella. Usted
la representa. Usted justifica, quita la razón al otro, ataca, defiende... claro que no es
usted, es su patrón de reacción, la mente en su modo habitual de supervivencia.
La identificación con la mente le da a ella más energía, la observación se la retira. La
identificación con la mente crea más tiempo, la observación abre la dimensión de la
ausencia de tiempo. La energía que se retira de la mente se convierte en presencia. Una
vez que usted pueda sentir lo que significa estar presente, se vuelve mucho más sencillo
simplemente escoger salir de la dimensión del tiempo siempre que no es necesario para
propósitos prácticos y trasladarse más profundamente al Ahora. Esto no impide su
habilidad para usar su mente. De hecho, la realza. Cuando usted use su mente será más
aguda, más centrada. Más enfocada. 

Use sus sentidos plenamente. Esté donde está. Mire a su alrededor. Mire solamente, no
interprete. Vea la luz, las formas, los colores, las texturas. Sea consciente del espacio
que permite que todo sea. Escuche los sonidos; no los juzgue. Escuche el silencio que
hay bajo los sonidos. Toque algo -cualquier cosa- y sienta y reconozca su Ser. Observe
el ritmo de su respiración, sienta el aire que fluye hacia adentro y hacia fuera, sienta la
energía de la vida dentro de su cuerpo. Deje que todo sea dentro y fuera. Permita la
condición de ser de todas las cosas. Avance profundamente hacia el Ahora.
Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener.



EL ESTADO DE CONCIENCIA 



El silencio es un portador aún más potente, así que cuando lea esto o me oiga hablar,
hágase consciente del silencio que hay entre y bajo las palabras. Sea consciente de las
brechas. Oír el silencio, dondequiera que esté, es una forma fácil y directa de hacerse
presente. Incluso si hay ruido, hay siempre silencio bajo y entre los sonidos. Oír el
silencio crea inmediatamente quietud dentro de usted. Sólo la quietud que hay dentro de
usted puede percibir el silencio exterior. ¿Y qué es la quietud sino presencia, conciencia
liberada de las formas de pensamiento? Aquí está la realización viviente de lo que
hemos estado hablando.

Por favor, inténtelo ahora. Para esta práctica puede ayudarle cerrar los ojos. Más tarde,
cuando "estar en el cuerpo" se haya vuelto natural y fácil, ya no será necesario. Dirija su
atención al cuerpo. Siéntalo desde dentro. ¿Está vivo? ¿Hay vida en sus manos, en sus
brazos, piernas y pies? ¿En su abdomen, en su pecho? Puede sentir el sutil campo de
energía que impregna todo el cuerpo y da vida vibrante a cada órgano y a cada célula?
¿Puede sentirlo simultáneamente en todas las partes del cuerpo como un solo campo de
energía? Siga concentrándose en la percepción de su cuerpo interior por unos momentos.
No comience a pensar en él. Siéntalo. Cuanta más atención le preste, más clara y más
fuerte se hará esta sensación. Se sentirá como si cada célula estuviera más viva y si usted
tiene un fuerte sentido visual, puede tener una imagen de que su cuerpo se vuelve
luminoso. Aunque esa imagen puede ayudarlo temporalmente, preste más atención a la
sensación que a cualquier imagen que pueda surgir. Una imagen, no importa lo poderosa
o bella que sea, está ya definida en una forma, así que hay menos oportunidad de
penetrar más profundamente.

Si usted mantiene su atención en el cuerpo lo más posible, estará anclado en el Ahora.
No se perderá en el mundo externo ni en su mente. Los pensamientos y las emociones,
los miedos y los deseos, pueden estar aún ahí en cierta medida, pero no lo dominarán.

Por favor, examine dónde está su atención en este momento. Usted me está escuchando
o está leyendo estas palabras en un libro. Ese es el punto de su atención. También es
consciente periféricamente de lo que le rodea, de las demás personas, etc. Además puede
haber cierta actividad de la mente sobre lo que usted está oyendo o leyendo, algún
comentario mental. Sin embargo no hay necesidad de que nada de esto absorba toda su
atención. Observe si puede estar en contacto con su cuerpo interior al mismo tiempo,
Conserve parte de su atención dentro. No la deje fluir afuera. Sienta la totalidad de su
cuerpo desde dentro, como un único campo de energía. Es casi como si estuviera
escuchando o leyendo con todo su cuerpo. Practique esto en los próximos días o
semanas.
No conceda toda su atención a la mente y al mundo exterior. Concéntrese por todos los
medios en lo que está haciendo, pero sienta el cuerpo interior al mismo tiempo siempre
que sea posible.

Si usted necesita usar su mente para un propósito específico, úsela en unión de su
cuerpo interior. Sólo si usted es capaz de ser consciente sin pensamiento, puede usar su
mente creativamente, y la forma más fácil de entrar en este estado es a través de su
cuerpo. Siempre que se necesite una respuesta, una solución o una idea creativa, deje de
pensar por un momento enfocando su atención en su campo interior de energía. Tome
conciencia de la quietud. Cuando vuelva a tomar el pensamiento, será fresco y creativo.
En cualquier actividad del pensamiento, vuelva una costumbre ir y volver cada tanto
entre el pensamiento y un tipo de oído interior, una quietud interior. Podríamos decir: no
piense sólo con su cabeza, piense con todo su cuerpo.
Cuando escuche a otra persona, no escuche sólo con la mente, escuche con todo su
cuerpo.



"Atención. Aquí y
Ahora. Atención. Aquí y Ahora".


MAS ALLÁ DE LA FELICIDAD Y LA INFELICIDAD HAY PAZ



¿Sabe usted verdaderamente lo que es positivo y negativo? ¿Tiene el cuadro general?
Ha habido muchas personas para quienes la limitación, el fracaso, la pérdida, la
enfermedad o el dolor en cualquier forma se convirtieron en sus mayores maestros.
Aprendieron a abandonar las falsas imágenes de sí mismos y las metas y deseos
superficiales dictados por el ego. Obtuvieron profundidad, humildad y compasión. Se
hicieron más reales.
Siempre que le ocurre algo negativo, hay una profunda lección escondida en ello,
aunque usted no pueda verla en el momento. Incluso una enfermedad breve o un
accidente puede mostrarle lo que es real e irreal en su vida, lo que en últimas importa y
lo que no.
Vistas desde una perspectiva más alta, las condiciones son siempre positivas. Para ser
más preciso: no son ni positivas ni negativas. Son como son. Y cuando usted vive en una
aceptación completa de lo que es -que es la única forma cuerda de vivir- no hay "bueno"
ni "malo" en su vida. Sólo hay un bien superior, que incluye el "mal". Visto desde la
perspectiva de la mente, sin embargo, hay bien y mal, gusto y disgusto, amor y odio.

Todo sufrimiento es creado por el ego y se
debe a la resistencia. Además, mientras usted esté en esta dimensión, aún está sujeto a su
naturaleza cíclica y a la ley de la impermanencia de todas las cosas, pero ya no percibe
esto como "malo". Simplemente es.  Perdónese a sí mismo
por no estar en paz.

No es cierto que el ciclo ascendente sea bueno y el descendente malo, excepto en el
juicio de la mente.El ciclo descendente es absolutamente esencial para la realización espiritual.



"Atención. Aquí y
Ahora. Atención. Aquí y Ahora".


Al ir más allá de los opuestos de la mente, usted se vuelve como un lago profundo. La
situación externa de su vida y lo que pase en ella, es la superficie del lago. A veces
calmada, a veces ventosa y tempestuosa, de acuerdo con los ciclos y las estaciones. En el
fondo, sin embargo, el lago está siempre en calma. Usted es todo el lago, no sólo la
superficie, y está en contacto con su propia profundidad, que permanece absolutamente
calmada. Usted no se resiste al cambio aferrándose mentalmente a ninguna situación. Su
paz interior no depende de ello.

Una de las prácticas espirituales más poderosas es meditar profundamente en la
mortalidad de las formas físicas, incluida la propia. A esto se le llama morir antes de
morir. Entre en ello profundamente. Su forma física se está disolviendo, no existe más.
Después viene un momento en que todas las formas de la mente o pensamientos también
mueren. Sin embargo usted está aún ahí, la presencia divina que es usted. Radiante,
completamente despierta. Nada que fuera real murió nunca, sólo los nombres, las formas
y las ilusiones.

¿Cómo?
Empiece por reconocer que hay resistencia. Esté ahí cuando ocurra, cuando surja la
resistencia. Observe cómo la produce su mente, cómo clasifica la situación, a usted
mismo, a los demás. Mire el proceso de pensamiento involucrado en ello. Sienta la
energía de la emoción. Al ser testigo de la resistencia, usted verá que no sirve para nada.
Al concentrar toda su atención en el Ahora, la resistencia inconsciente se hace
consciente, y ahí acaba. Usted no puede ser consciente e infeliz, consciente y negativo.
La negatividad, la infelicidad o el sufrimiento de cualquier forma significan que hay
resistencia y la resistencia es siempre inconsciente.

Si usted se resiste o lucha contra la conducta inconsciente de los demás,
usted también se vuelve inconsciente. Pero la entrega no significa que usted permita que
lo usen las personas inconscientes. En absoluto. Es perfectamente posible decir "no"
firme y claramente a una persona o apartarse de una situación y estar en un estado de
completa falta de resistencia interior al mismo tiempo. Cuando usted dice "no" a una
persona o a una situación, procure que su reacción nazca de la comprensión, de una clara
conciencia de lo que es correcto o no para usted en ese momento. Haga que sea un "no"
no reactivo, un "no" de alta calidad, un "no" libre de toda negatividad y que así no cree
más sufrimiento


Permítame ilustrarle cómo la entrega puede funcionar en las relaciones. Cuando usted
se involucra en una discusión o en alguna situación de conflicto, quizá con una pareja o
con alguien cercano a usted, empiece por observar cómo se vuelve defensivo según es
atacada su posición, o sienta la fuerza de su propia agresión según ataca la posición de la
otra persona. Observe su apego a sus puntos de vista y opiniones. Sienta la energía
mental-emocional que hay tras su necesidad de tener la razón y de mostrar lo equivocada
que está la otra persona. Esa es la energía de la mente egotista. Usted lo hace consciente
al reconocerlo, al sentirlo tan plenamente como sea posible. Entonces un día, en medio
de una discusión, se dará cuenta súbitamente de que tiene una opción y puede que decida
abandonar su reacción, sólo para ver qué pasa. Usted se entrega. No me refiero a
abandonar la reacción sólo verbalmente diciendo: "De acuerdo, usted tiene razón" con
una cara que dice: "Estoy por encima de toda inconsciencia infantil". Eso es sólo
desplazar la resistencia a otro terreno, con la mente egotista todavía dominando,
reclamando superioridad. Estoy hablando de soltar todo el campo de energía mental--
emocional que está dentro de usted luchando por el poder.
El ego es astuto, así que usted debe estar muy alerta, muy presente y ser totalmente
honesto consigo mismo para ver si ha abandonado verdaderamente su identificación con
una posición mental y se ha liberado así de su mente. Si usted súbitamente se siente muy
ligero, claro y profundamente en paz, ese es un signo inequívoco de que se ha entregado
verdaderamente. Entonces observe qué ocurre a la posición mental de la otra persona
cuando usted ya no la energiza con su resistencia. Cuando la identificación con las
posiciones mentales deja de estorbar, comienza la verdadera comunicación.









Pensar se ha vuelto una enfermedad.
¿Puede liberarse de su mente a voluntad?
En el momento en que observa el cuerpo de dolor y dirige su atención hacia él, la identificación se rompe.




























sábado, 10 de agosto de 2013




REINVENTARSE  (Dr Mario Alonso Puig)





"Atención. Aquí y

Ahora. Atención. Aquí y Ahora".

Dos conciencias en una única cabeza



.......La conclusión de Sperry es que el ser humano no sólo tiene dos hemisferios cerebrales, sino que,
además, tiene dos mentes que procesan la realidad de forma diferente y, a la vez, complementaria. Ambas
mentes tendrían dos consciencias diferentes.

El hemisferio izquierdo es un gran especialista a la hora de analizar la información y almacenarla. No
podríamos aprender nuevas ideas y nuevos conceptos, si no dispusiéramos de un hemisferio cerebral
izquierdo. Su función es clave en el momento de aprender nuevas rutinas y patrones de respuesta. De este
modo podemos responder de una manera práctica y eficaz a muchos de los retos con los que nos
enfrentamos. Sin hemisferio izquierdo, no tendríamos ninguna capacidad para utilizar ni los números ni las
letras, los cuales para nosotros carecerían por completo de significado. Además, nos costaría mucho
identificar las partes de un todo. El hemisferio izquierdo es el hemisferio del conocimiento y de la
erudición, que es algo que nuestra sociedad valora tremendamente.
El hemisferio derecho es mucho más sutil en su funcionamiento. Gran experto en las tareas espaciales, es
la cuna de la imaginación y, por lo tanto, es clave en el proceso creativo. El hemisferio derecho, a
diferencia del izquierdo, trabaja en paralelo, procesando millones de datos de información simultáneamente.
Su gran destreza no está en el análisis de los distintos elementos de algo, sino en encontrar
las relaciones entre esos elementos. Además, tiene una conexión mucho más intensa que el hemisferio
izquierdo con el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, los sujetos de Sperry
mostraban tanta emocionalidad sólo cuando las imágenes se presentaban al hemisferio derecho y no
cuando se presentaban al izquierdo. El hemisferio derecho es especialmente activo durante el sueño y en
diversas técnicas de meditación, si bien, por ejemplo, en algunas formas de meditación, la principal
actividad tiene lugar a nivel anterior del hemisferio izquierdo, donde se despliegan emociones de carácter
fundamentalmente positivas como podrían ser la alegría y la compasión.
Hoy sabemos que el hemisferio derecho está mucho más alerta de lo que ocurre en el cuerpo que el
hemisferio izquierdo, especialmente en todo lo que tiene que ver con las reacciones de alarma frente a un
posible peligro. El hemisferio derecho es el más importante cuando nos tenemos que enfrentar a un entorno
nuevo y desconocido. Incluso en los animales se ve un aumento de la actividad del hemisferio derecho
cuando se encuentran con la incertidumbre. La razón podría ser que las conductas estereotipadas que se
dirigen desde el hemisferio izquierdo pueden ser muy útiles cuando nos movemos tranquilamente en nuestra área de confort, pero no cuando nos han cambiado el terreno y ya no sabemos dónde estamos.
Tengamos en cuenta que el hemisferio derecho está captando muchos datos del entorno sin que ni tan
siquiera nos estemos dando cuenta de ello. Además, está conectando esos datos con la información que
previamente se tiene y todo con una única finalidad, que es la de descubrir cuáles son los patrones que
operan en ese nuevo entorno. Una vez descubiertos y desarrolladas estrategias para moverse con soltura,
entonces esa nueva estrategia de actuación quedará almacenada en el hemisferio izquierdo.
Uno de los elementos que más marca una diferencia entre ambos hemisferios es cómo nos transmiten la
información para que nos demos cuenta. El hemisferio izquierdo utiliza el pensamiento en forma de
palabras, mientras que el hemisferio derecho, al carecer de centros del lenguaje, ha de manejar la
información de una forma diferente. El se comunica por medio de sensaciones corporales, imágenes,
símbolos o emociones. Éste es uno de los grandes problemas, que prestamos demasiada atención a lo que
pensamos y muy poco a las sensaciones que tenemos y que de alguna manera podrían enmarcarse dentro
de un concepto que es la intuición






Dibujando el más valioso de los cuadros



.....-Hay una razón profunda para no soltar la identidad, la personalidad, y es fácil de entender al menos
intelectualmente. Cuando uno se ha identificado completamente con una imagen, si esa imagen desaparece,
entonces la sensación que tenemos es que nos morimos, que desaparecemos. Por eso, no es que las
personas no podamos cambiar, es que por dentro nos resistimos tremendamente al cambio sin darnos
cuenta de ello. Es algo así como un gusano que se resistiera a verse convertido en mariposa. Yo me
imagino que en el momento en el que el gusano entra en ese espacio oscuro e informe que es el capullo
para dejar que las enzimas proteolíticas le liberen de su identidad de gusano, sólo la confianza en que la
naturaleza tiene una inteligencia superior puede hacer que se mantenga dentro del capullo y comience su
fase de crisálida. Cuando se abre el capullo, el ser que sale de ahí ya no es un gusano, sino una mariposa.
Ha habido no ya un cambio, sino una verdadera transformación. Desde la identidad de gusano, aunque él
no lo supiera, volar era una posibilidad. Sin embargo, sólo su transformación en mariposa ha hecho que esa
posibilidad se despliegue en una extraordinaria realidad. Lo mismo ocurre con una bellota, la cual encierra
en su interior la posibilidad de una encina. Sin embargo, hasta que no desaparezca la bellota, no podrá aparecer la encina.






Preguntas que sanan y preguntas que enferman






El dominio del foco de la atención, como hemos visto en repetidas ocasiones, es algo tan importante que
no podemos permitirnos el lujo de no entrenarlo. Para poder entrenar dicha competencia, hay por lo menos
dos estrategias muy útiles y prácticas.
La primera de dichas estrategias consiste en poner toda nuestra atención en lo que estamos haciendo en
cada momento. Sería como si aceptáramos que donde estamos y lo que estamos haciendo en ese preciso
momento es lo más importante de todo, es decir, que ni quisiéramos estar en otro lugar ni quisiéramos estar
haciendo otra cosa diferente. Cuando nos abrimos al momento presente, cuando lo aceptamos, cuando
actuamos como si lo hubiéramos elegido, entonces trascendemos nuestros límites mentales y empezamos a
descubrir cosas que previamente estaban veladas a nuestros ojos.



Las personas que se quedan encerradas durante semanas y meses en la pregunta constante de «¿por qué
a mí?», sin ser conscientes de ello, generan una enorme tensión interna que se asocia a un aumento de las
cifras del cortisol en sangre. El cortisol es una hormona que segregan las glándulas suprarrenales de
manera fisiológica. Estas glándulas están situadas encima de los riñones. Cuando los niveles de cortisol
que existen en sangre son los normales y se siguen los ritmos circadianos, no surge problema alguno. Sin
embargo, cuando nos apresan estados de ánimo como la ira, el miedo o la desesperanza, se elevan los
niveles de cortisol y ello entorpece el funcionamiento del sistema inmunitario, que es precisamente el que
nos debe proteger frente a bacterias, virus y tumores.

Los estados de ánimo negativos generan daño cardiovascular y digestivo, además de favorecer la
impotencia y la infertilidad.



"Atención. Aquí y
Ahora. Atención. Aquí y Ahora".


Las palabras crean realidades





A un grupo de voluntarios se les citó en un hospital de Estados Unidos y se les pidió que, durante unos
minutos, observaran una serie de palabras de tipo negativo que aparecían proyectadas en una pared. Por
ejemplo, entre estas palabras podían estar algunas como «imposible», «complejo», «insuperable», «peligroso»,
«desagradable» o «atemorizador». A continuación se les tomó una muestra de saliva para medir hormonas con
la técnica de radioinmunoensayo.
La segunda parte del experimento consistía en que se cambiaban las palabras que aparecían proyectadas
en la pantalla por otras de tono mucho más positivo. Entre ellas podían aparecer algunas como «posible»,
«accesible», «superable», «capaz» o «valioso». Después, se les volvió a tomar una muestra de saliva para
radioinmunoensayo.


Los resultados fueron bastante curiosos, ya que en el primer ejercicio, el grupo presentó un aumento
marcado de cortisol, mientras que en el segundo ejercicio, frente a la visión de las palabras más positivas, el
mismo grupo de voluntarios presentó un descenso en las cifras de cortisol.
Nosotros, que ya conocemos cómo está asociado el cortisol a cambios muy profundos en el
funcionamiento del cerebro y del cuerpo, no podemos seguir ignorando el hecho de que seguir usando una
y otra vez palabras llenas de negatividad no sólo no nos va a ayudar a resolver los problemas que esas
mismas palabras describen, sino que, muy al contrario, lo va a hacer aún mucho más difícil. No estoy
hablando de desterrar las palabras negativas de nuestro vocabulario, sino de procurar modular los vocablos
que utilizamos. No tiene el mismo efecto en una persona decirle, por ejemplo, que algo es imposible que
decirle que algo es improbable.





Espera Victoria y obtendrás victoria






Todo cambio personal importante requiere pasos semejantes. Primero, pasar de la incompetencia
inconsciente a la incompetencia consciente. Ello implica una elevación del nivel de consciencia, es decir,
de la capacidad de darnos cuenta de algo de lo que no nos habíamos dado cuenta antes.
El segundo paso es de la incompetencia consciente a la competencia consciente. Aquí lo que hacemos
es usar nuestra fuerza de voluntad y nuestro compromiso para hacer lo que hemos decidido hacer aunque
nos cueste. Esta es una fase muy dura porque hay que estar en lucha permanente para evitar que los viejos
automatismos nos apresen.
El tercer y último paso es el de la competencia consciente a la competencia inconsciente, es decir, que
se ha creado un hábito mucho más beneficioso y saludable

Muchos hábitos cierran puertas y lo que tenemos que hacer es abrirlas a base de prestar mayor atención
a lo que hacemos. Se trata de una atención que no juzga, ya que lo que se busca en este caso es
simplemente potenciar la capacidad de observar.






El fuelle de la vida



Si estamos atentos a los cambios en nuestra respiración, nos daremos cuenta inmediatamente de que
éstos nos informan de que está habiendo un cambio mental y emocional. La depresión tiene su propia
forma de constreñir la respiración, limitando el movimiento del diafragma. La ansiedad genera un patrón
respiratorio rápido y superficial que aumenta los niveles de ácido láctico en sangre, los cuales, a su vez,
generan mayor grado de ansiedad.
Volver a un patrón de respiración tranquilo y abdominal tiene un poderoso efecto calmante y, por eso,
es tan práctico en situaciones complicadas en el quirófano, ante un altercado en la calle o cuando estamos
en casa y ocurre algo que puede sacarnos de nuestro punto de equilibrio.




El cerebro celular






Parecía de lo más lógico pensar que si el ADN se encontraba en el interior del núcleo celular, eso
otorgaba a dicho núcleo la categoría de «cerebro celular». Sin embargo, permítame el lector que le haga
una pregunta: ¿El cerebro, es el que decide o es el que ejecuta? Aunque la respuesta no es tan sencilla como
parece, en principio podríamos tal vez decantarnos por la respuesta de que el cerebro es fundamentalmente
el que decide lo que otros órganos luego han de ejecutar. Pues bien, si éste fuera el caso, el «cerebro
celular» no se encuentra en el núcleo de la célula por más que tenga en su interior el ADN. El ADN lo que
hace es ejecutar una serie de órdenes para que algunos de los genes que son unidades funcionales de ADN
se activen o no lo hagan.

Hay-algo más que
durante mucho tiempo, de alguna manera, se nos había escapado. Alrededor del citoplasma de la célula,
que es el lugar donde se encuentra desde la «central energética» de la célula llamada «mitocondria», hasta
el retículo endoplásmico granuloso, que es donde se fabrican las proteínas que determina el ADN, existe la
llamada «membrana celular». Para que seamos conscientes de la importancia de la membrana para la vida
de la célula, baste decir que se puede quitar el núcleo a una célula sin que la célula muera. Eso sí, ni podrá
sintetizar nuevas proteínas ni podrá reproducirse en dos células hijas, pero no morirá hasta pasados muchos
días. Si por el contrario, lo que quitamos es la membrana de la célula, ésta muere de manera inmediata.
Hoy cada vez está más claro que el verdadero «cerebro» de la célula no está en el núcleo, sino en la
membrana. Es la membrana la que está en contacto con todas las sustancias químicas que viajan por la
sangre y que incluyen desde las llamadas «moléculas de la emoción» hasta elementos que han penetrado en
nuestro cuerpo procedentes del medio externo. Es la membrana de la célula, con sus múltiples receptores o
puertas de entrada, la que se hace tremendamente sensible al medio químico en el que vive. Hay moléculas
que, bien actuando indirectamente a través de la membrana o teniendo una acción directa sobre el núcleo,
hacen que ciertos genes se expresen o que no lo hagan. Este dato tiene una enorme relevancia como ya
vimos anteriormente, porque apunta de forma muy clara a la posibilidad de que las personas, dependiendo
de nuestro estado de ánimo habitual, podamos favorecer la expresión de unos genes y no la de otros. Cada
vez va estando más claro que, si bien la medicina nos puede ayudar mucho a combatir la enfermedad,
nosotros tenemos algo que decir a la hora de evitar que surja dicha enfermedad y también mucho que decir
a la hora de combatirla cuando ya es una realidad. Por eso, aquellas personas más positivas mejoran con
mucha frecuencia sus posibilidades de curarse.

Ahora quiero que el lector se imagine a las células de un cuerpo humano continuamente sometidas a ese
aluvión de hormonas relacionadas con la ira o la culpa. La membrana va a necesitar desarrollar un mayor
número de receptores, de puertas de entrada, ante la llegada de tantas moléculas. Es como si la propia
célula se acomodara a este entorno químico y de esa manera se convirtiera en una célula con sentimientos
de ira o de culpa. No cabe duda de que esto podría tener una repercusión en la manera en la que va a
funcionar esta célula, en los genes que se van a expresar y en los que no.
Cuando nuestras células han estado durante mucho tiempo sumergidas en un medio químico con ciertas
moléculas de emoción que las estimulaban, llegan a necesitar de alguna manera que estas moléculas sigan
estando presentes en su medio ambiente. Es a partir de ese momento que el cuerpo en cierto modo exige su
«dosis» de una cierta hormona y así se lo hace saber al cerebro, a través de los mapas de los sentimientos.
Estamos hablando, por lo tanto, de una forma de «adicción». De esta manera se cierra un círculo vicioso,
en el que inicialmente un esquema de pensamiento generó unos sentimientos, que dieron lugar a un vertido
en la sangre de ciertas moléculas, las cuales actuaron sobre las células, produciendo ciertos cambios en su
membrana. Después, la célula se ha acostumbrado a estos cambios y «exige» al cerebro que vuelva, cada
cierto tiempo, a liberar el mismo tipo de sustancias. Esto también podría servir para explicar por qué
ciertos cambios en la nutrición, el ejercicio físico y la forma de respirar pueden afectar a la manera en que
las personas pensamos, sentimos y percibimos. Todos estos factores que acabamos de nombrar tendrían la
capacidad de alterar el medio químico en el que se encuentra la célula. Ello llevaría a transformaciones en
la membrana y en el funcionamiento celular. A partir de ese momento, dichas células mostrarían una
resistencia a que el cerebro volviera a cambiarles las moléculas que predominan en su medio.




"Atención. Aquí y
Ahora. Atención. Aquí y Ahora".

De la oscuridad a la luz






Si las emociones que hemos descrito y que se ponen en marcha como reacción automática a algo que
etiquetamos como no deseable tienen tantos efectos negativos, no nos vendría mal plantearnos si tenemos
alguna otra opción.
Obviamente, esa otra opción no la vamos a encontrar en el espacio de la mente intelectual porque ahí es
donde se genera el problema. La opción proviene del mundo del ser, de la consciencia, de esa realidad que
ya somos, pero que hemos olvidado.
Para movernos en este plano necesitamos recorrer una serie de niveles, lo cual va a pedir, por nuestra
parte, un firme compromiso, una gran persistencia y una buena dosis de paciencia:

*Primer nivel: Ningún hecho o circunstancia, por razonable que me parezca, puede dar lugar a que
albergue en mi interior pensamientos negativos que a su vez pongan en marcha emociones
disfuncionales. Para ello, en cuanto note que empiezo a albergar algunos de esos pensamientos o a
sentir algunas de esas emociones, lo primero que debo hacer es una pausa, respirar hondo tres o cuatro
veces y evitar, de la mejor manera posible, que esos pensamientos o esas emociones me vuelvan a
atrapar. Tengamos en cuenta que este proceso suele ser arduo; primero, porque estamos intentando parar
automatismos que se han reforzado a lo largo de muchos años, y segundo, porque nuestra mente
intelectual, que es parte del problema nos va a decir que lo que estamos haciendo es una soberana
estupidez y una gran pérdida de tiempo.

*Segundo nivel: Aceptación de esa situación no como una carga, sino como un regalo del Universo para
que podamos crecer y evolucionar en serenidad, en compasión y en amor.

*Tercer nivel: En este nivel hay que abrirse con gran humildad a la posibilidad de que detrás de lo que
ahora vemos y experimentamos haya un espacio nuevo, un espacio donde exista un gran gozo y una
enorme claridad. Por eso es tan importante la fe y la confianza en que detrás de los muros de la mente
exista otra realidad que, de momento, no llegamos a ver.

*Cuarto nivel: Al llegar a este punto, necesitamos dirigir la atención de una manera radicalmente diferente
a la forma como la dirigen los automatismos. Cuando sentimos que alguien nos ha herido, de manera
inmediata, nuestra atención se dedica a la búsqueda de todo lo negativo, desagradable y disfuncional que
esa persona tiene. Si queremos trascender nuestros automatismos y ser libres de verdad, es importante que
empecemos a buscar lo mejor que hay en cualquier persona, porque hay algo admirable en todo ser
humano. Lo que en realidad buscamos no es perdernos en la apariencia de esa persona o en sus
manifestaciones, sino en su esencia, en lo que hay detrás de sus heridas y de sus fracturas emocionales, y
que es origen de su dolor.

*Quinto nivel: Éste es un nivel que choca directamente con nuestro habitual nivel de arrogancia, de querer
hacerlo todo solos y sin ayuda. Hay fuerzas que no podemos entender desde la razón y que la ciencia está
empezando a entender. En el quinto nivel, pedimos ayuda al Universo, para que nos ayude en la relación
con nosotros mismos y los demás.





La vuelta a casa




Uno de los hallazgos más interesantes que han ocurrido en el mundo de la medicina en relación con la
meditación  es que, al pararse ese ruido incesante causado por la hiperactividad del sistema
nervioso simpático, el cuerpo responde de manera muy favorable. Lo primero que se aprecia es una
relajación de la musculatura y una progresiva normalización del funcionamiento del aparato digestivo. La
tensión arterial se reduce y bajan los niveles de colesterol. El metabolismo, que refleja el consumo
energético del organismo, se reduce, con lo cual la persona experimenta un aumento en su energía y
vitalidad, ya que la energía ya no se está gastando en procesos tan poco productivos. El corazón también se
beneficia, al tener que trabajar con menos resistencia, y eso reduce sus necesidades de oxígeno. Además,
hay una mejoría significativa del sistema inmunitario o de defensa del organismo, sobre todo en lo que se
refiere a los linfocitos NK y CD4. Esto se traduce en una reducción de la posibilidad de desarrollar un
proceso infeccioso o tumoral.

Dado que los pensamientos perturbadores no pueden existir si no se les presta atención, la clave de todo
es volver a ganar el dominio, el control de nuestra atención.
Si
usted cierra los ojos y trata de mantenerse en el presente, no quedando envuelto en pensamientos o
historias del pasado o en ideas de lo que va a hacer en el futuro, ya está demostrando una gran capacidad
para experimentar los beneficios de la meditación



La noche oscura del alma



Muchos místicos, en su camino para encontrarse con Dios, se han referido a un periodo de confusión,
tristeza, miedo y soledad al que han denominado «la noche oscura del alma». Muchos de nosotros, aunque
no seamos místicos, sí que tenemos la experiencia de que, cuando queremos abandonar ese espacio al que
hemos llamado «identidad», entramos en otro que está lleno de dudas y confusión. En este nuevo espacio,
que también se llama de «hundimiento», el ser humano se siente perdido y le cuesta pensar con claridad.
Todo a su alrededor se ve cubierto por la niebla y ya no sabe hacia dónde va. Emociones como la ansiedad,
el miedo o la desesperanza hacen su aparición. La mente enjuiciadora, que lo único que pretende es que,
como una oveja, volvamos al redil, empieza a acribillarnos con interpretaciones y valoraciones que a lo
único que nos invitan es a dejar de seguir explorando y a volver a nuestro punto de partida, de donde tal
vez pensemos que nunca teníamos que haber salido. Es una llamada a la resignación, al conformismo, a
creer que la transformación personal sólo es una bella utopía.

Si nos sentimos mal cuando estamos en medio de nuestra noche oscura, no es porque estemos mal,         sino porque,
como estamos acostumbrados a creer que somos nuestra identidad, nuestro ego, las emociones de la
identidad que está siendo transformada las experimentamos en nosotros mismos. De la misma manera en la
que el gusano en la fase de crisálida tenía que ser digerido por sus propias enzimas proteolíticas para poder
ser transformado en mariposa, también nuestra identidad ha de ser digerida para que surja una nueva
presencia mucho más en línea de quienes somos en realidad.
Consejos:
• Mantengamos una postura y unos gestos que transmitan que estamos experimentando un proceso victorioso
y no una derrota. Los hombros caídos, la espalda encogida y el pecho retraído son leídos por el
cerebro como si algo fuera mal y refuerzan las emociones disfuncionales. Lo mismo ocurre con las caras
tristes y el tono de voz apagado. Movámonos con vitalidad, hablemos con entusiasmo y transmitamos
pasión en nuestra mirada.
• Durmamos al menos siete horas diarias porque, durante el sueño, el inconsciente sigue trabajando para
sacar a la luz lo que ha de salir.
• Procuremos comer con moderación y hagamos cenas ligeras.
• Rompamos el hábito sedentario y hagamos ejercicio físico al menos cinco días a la semana, durante
media hora cada día. El ejercicio físico tiene, como ya hemos visto, la capacidad de reducir muchas de
nuestras emociones disfuncionales.
• Practiquemos la meditación mindfulness durante diez minutos dos veces al día, hasta llegar poco a poco
a veinte minutos dos veces al día.
• Valoremos lo que nos está sucediendo de la manera en la que he explicado anteriormente, como una
gran oportunidad para nuestro crecimiento y evolución.
• No perdamos el tiempo haciéndonos preguntas como: «¿Por qué me siento tan mal?», «¿Qué puedo hacer
para sentirme mejor?», «¿Cuál es el origen de lo que siento?». Estas preguntas son una trampa para que
lleve mi atención a las emociones y siga atrapado por ellas. Preguntas distintas, como: «¿Qué hay de
estupendo en lo que me está pasando?», «¿Cómo puedo colaborar aún más en mi proceso de
transformación?» o «¿Qué es lo extraordinario que voy a descubrir?» hacen que nuestra atención se
posicione en la búsqueda del camino de salida y no se quede envuelta en una serie de disquisiciones que
no llevan a ningún sitio y que lo único que hacen es mantenernos atrapados.



"Atención. Aquí y
Ahora. Atención. Aquí y Ahora".


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Mis conclusiones

La idea de tener dos conciencias me hace recapacitar sobre esas discusiones interiores que soy dado.
La identidad, como el ego, rivaliza con la "idea" de liberación que tengo.

La atención en lo que estamos haciendo en ese momento, como refugio de viajes al pasado o al futuro. La atención a las cosas buenas que nos rodean; focalizar la atención.
Las palabras son la herramienta de la mente. Utilizar las palabras correctas, positivas.
Los hábitos hacen al hombre. Si quieres cambios; cambia tus hábitos.
Observar los cambios en mi cuerpo, sentimientos, no juzgarlos; atento y Respirar (De la oscuridad a la luz).

Cuidar mi postura, mis gestos, mis palabras, donde pongo la atención (donde focalizo,) aceptar la situación (no rendirse ante ella, simplemente no negarla; por que "Es" ), tener Fe en mi y en mis creencias (surgidas desde lo más profundo de mi alma).




viernes, 9 de agosto de 2013



EVOLA Y EL ZEN






En varias obras, Evola ha estudiado el Zen, sirviéndose de poemas, textos y frases de maestros Zen para expresar sus ideas. Sin embargo, en la mayor parte del tiempo no se extiende mucho sobre este tema. El autor de "Revuelta Contra El Mundo Moderno" ha escrito más sobre tantrismo o alquimia que sobre el Zen. Solamente algunos artículos han sido dedicados a esta cuestión.

Para Evola el Zen representa hoy el budismo original. "El Zen no constituye una anomalía extremo oriental del budismo, tal como algunos han pretendido equivocadamente, sino que es una reiteración de los temas y de las exigencias que dan vida al budismo de los orígenes (...)". Igualmente precisa: Es suficientemente notorio que el Zen en su espíritu, puede ser considerado como un retorno al budismo de los orígenes. El budismo nació como reacción vigorosa contra las especulaciones y los ritualismos vacíos en los cuales la antigua casta sacerdotal india había caído. El budismo hizo tabula rasa con todo esto (...). En los desarrollos subsiguientes del budismo, la situación contra la cual éste había reaccionado, se reprodujo. El budismo se convirtió en una religión con sus dogmas, sus rituales, su escolástica, sus minuciosas reglas morales. El Zen intervino de nuevo para hacer tabula rasa con todo esto, para colocar en primer lugar lo que había constituido el núcleo vital del budismo en su forma original, a saber, la conquista de la iluminación, del despertar interior.

Evola, en ocasiones, emplea la palabra "budismo esotérico" para referirse al Zen. Según la Tradición, el Buda lo habría transmitido a un solo discípulo, Mahakashiapa, quien abrió un lugar de patriarcas detentadores de este conocimiento que habían recibido la Transmisión legítima. En el siglo V d. J.C., Bodhidharma llevó esta enseñanza a China en donde se desarrolló con el nombre de Tch’an, que sufrió una rápida influencia del taoísmo, trascripción de la palabra sanscrita DHYANA (=contemplación), luego pasó a Japón a fines del siglo XII y principios del XIII, gracias a Yosai (Eisai en japonés) y sobre todo Dogen.

Por su carácter abrupto, desprovisto de cualquier sentimentalismo y devoción, por su rechazo al formalismo y el conformismo, el Zen apareció como una vía difícil, reservada a una élite. El Zen debe ser considerado, bajo su aspecto absoluto, como la doctrina de los iniciados, indica Evola, es decir, válida para personas ya bien orientadas en la vía que conduce al despertar. La doctrina del despertar posee un carácter esencialmente iniciático. Por ello no podía aplicarse más que a una minoría, al contrario del budismo más tardío, el cual toma la forma de una religión abierta a todos o de un código de moralidad pura y simple
.
De hecho, la esencia y el fin del Zen, el SATORI, la iluminación, el despertar, no pueden ser expresados. Los KOAN -especie de enigmas que no pueden ser resueltos por la razón- son, a este respecto, característicos. El discípulo debe superar todo lo que es forma, prejuicios, hábitos, clasificaciones, creencias, etc., para encontrar una respuesta. El Zen no tiene concesiones, no promete nada; los maestros dicen: "Practicad" y no hablan nada del despertar sino es bajo una forma velada. En cuanto al contenido de su experiencia, el Buda guarda silencio, para impedir que, de nuevo, en lugar de actuar, no se entregue al placer de especular y filosofar, explica Evola.

Toda palabra, todo escrito, cualquier descripción, son limitadas, pues "según lo que dicen los maestros del Zen, el rasgo esencial de la nueva experiencia es la superación del dualismo, dualismo entre el fuera y el dentro, entre el yo y el no-yo, entre lo finito y lo infinito, entre el ser y el no-ser, entre la apariencia y la realidad, entre lo vacío y lo lleno, entre la sustancia y los accidentes, y, paralelamente, la imposibilidad de discernir cualquier valor planteado dualísticamente por la conciencia finita y ofuscada por la particular, hasta límites paradójicos: el liberado y el no-liberado, el iluminado y el no iluminado, este mundo y el otro mundo, la falta y la virtud, no son más que una sola y misma cosa". Y también: "el estado de la budeidad, no puede ser comprendido más que por quien el mismo es Buda (...)".

Esta apariencia irracional, rebelde a cualquier forma, sedujo mucho a algunos contestatarios, como los beat en los años cincuenta: Puede comprenderse que todo esto haya atraído mucho al joven occidental desarraigado que no soporta ninguna disciplina, que vive a la aventura y le gusta la revuelta. Evola separa cualquier equívoco: Aquel que precisa que puede encontrar en el Zen la confirmación de una ética que podría equivaler a la libertad, pero que sea intolerante a toda disciplina interior, a toda dirección emanando de las partes superiores de su propio ser, se verá decepcionado. Igualmente, para quien en un intento de recuperación del Zen por el psicoanálisis, operado por Jung, Evola observa: (...) Según Jung, el significado verdadero y positivo, no solo de las religiones sino también del misticismo y de las doctrinas iniciáticas, sería el alma, desgarrada y torturada por los complejos; en otros términos, sería cambiar a un neurótico y anormal... lo que encontramos en todas las doctrinas espirituales y tradicionales, es algo completamente diferente. El hombre sano y normal no es aquí el punto de llegada, sino el punto de partida, y son facilitados los medios por los cuales quien lo desea, si tiene verdadera vocación, puede intentar la aventura de superar efectivamente la condición humana (...). Precisiones netas, sin equívocos para el psicoanálisis y los charlatanes pseudoespiritualistas que manipulan una clientela de tarados.

No hay que creer que el adepto al Zen huye del mundo o busca evadirse. Por el contrario, se trata de reencontrar su rostro original, "la condición normal". En la alegoría de la captura del búfalo, el interesado está en las primeras imágenes, enteramente preocupado por encontrar, luego amansar, y por fin, subir a lomos del animal. Una vez realizado, el búfalo desaparece, igualmente el hombre; en su lugar, ocupa toda la imagen un círculo. Ultima imagen, el "despertado" discute con gentes en un mercado, ha vuelto al mundo. Evola, en la "Doctrina del despertar", recupera esta explicación: Antes que un hombre se ponga a estudiar el Zen, para él las montañas son montañas y las aguas, aguas. Cuando gracias a las enseñanzas de un maestro cualificado, ha tenido la visión interior de la verdad del Zen, para él las montañas ya no son montañas, ni las aguas son aguas. Pero luego, cuando ha llegado verdaderamente al asilo de calma, de nuevo, las montañas son montañas y las aguas, aguasLa vida en Japón fue penetrada por el espíritu del Zen, sea la vía de la espada, el Ken-do, la vía del guerrero, Bushido, la vía del té, de las flores, del tiro con arco, de la poesía (...). Todas las actividades de la vida pueden ser impregnadas por el Zen y, por ello, elevadas a un significado superior, a una totalidad y a una impersonalidad activa: un sentido de insignificancia del individuo que no paraliza, sino que asegura una calma y un distanciamiento, permitiendo una asunción absoluta y pura de la vida (...). El Zen tiende a aportar una estabilidad interior (...) permitiendo, como dice Lao Tsé ser un todo en un fragmento.

Existe en el Zen una búsqueda de la simplicidad, de lo natural, evacuación del razonamiento abstracto, intelectual. (...) El universo es la verdadera escritura del Zen (...). Árboles, hierba, montañas, corrientes, astros, mar, luna, es con estos elementos que se escriben los textos Zen (...). El Sol se alza, la luna decrece. Altura de las montañas. Profundidad de la mar. Flores primaverales. Fresca brisa estival. Otoño de amplia luna. Copos de nieve invernal. Estas cosas pueden ser demasiado simples para que un observador común les preste atención, pero poseer para el Zen un significado profundo. El practicante del Zen reencuentra la unidad, la intimidad, con la naturaleza, tal como lo expresa este Koan del maestro Taisen Deshimaru:
El hombre mira a la flor, la flor mira al hombre.

Estos diferentes aspectos -antiintelectualismo-, ausencia de sentimentalismo, de devoción, rechazo de las formas, abandono del individuo, llamada a la intuición, exigencia de una disciplina interior, no podían sino seducir Evola. Sin embargo, este desconfió siempre del Zen occidentalizado, tal como lo comprenden los modernos, habiendo perdido su fuerza, su altura, su virtud. En cuyo caso se convierte en una forma, una contra imagen suplementaria establecida por el mundo moderno.


                                                                                                                                                  Christophe Levalois

martes, 28 de junio de 2011

LA ARBOLEDA

Como una arboleda sin sombras para cobijarse; 
como el tacto de la fría brisa sobre tu hombro cuando
estando sólo, alguien te acompaña.

Tus pies descalzos sobre la fresca arena de la playa;
la noche abraza tus sentidos, una ola de agua helada te sorprende los tobillos
y un escalofrío de terror te sacude en lo más profundo de tu ser.

La mañana solitaria de un otoño gris, con grises nubes; 
que se niegan a marchar mas allá de tú comprensión.
Y el Sol no aparece.Te falta, le deseas; le necesitas.
La piel reseca de tus labios, el eterno vendaval.

Como una arboleda seca, y sólo el crujir de las hojas muertas;
música funeraria con cada paso que das. 

Como un maestro dictando en un aula vacía;
callado un instante, bebe de un vaso de agua fresca,
su garganta se lo agradece mientras piensa en niños alborotados,
y él pidiendo: _ "silencio por favor".

Como una carta llena de amor, pasión, dulzura, remordimientos y cargada de esperanzas,
que espera ser abierta sobre una mesa;
Y atroz aliento del destino, que entra por la ventana como un corcel desatado,
llevándosela  por siempre, al país de los silencios.

Como una arboleda sin sentido;
que no va ha ninguna parte;
que de ninguna parte vino;
Ha si he vivido.